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martes, 22 de julio de 2014

EL HOMBRE, EL HIJO Y EL BURRO


LA LIEBRE Y LA TORTUGA


EL GATO Y EL RATON




fábula el gato y el ratón, fabulas cortas para niños con moraleja de Esopo
fábula el gato y el ratón, fabulas cortas para niños con moraleja de EsopoLa Fábula el gato y el ratón con moraleja, fábulas para niños. Una vez un gato muy hambriento vió entrar a su casa a un ratoncito. El felino con muchas intenciones de agarrarlo y  luego comérselo se acercó a la ratonera para decirle:

- "¡Qué guapo y lindo estas ratoncito! Ven conmigo, pequeñito, ven..." - repitó con dulce voz el gato.

La mamá del ratoncito escuchó las intenciones que tenía el hábil Gato, y le advirtió a su hijo diciendo:

- "No vayas hijito, tú no conoces los trucos de ese bribón !" 

El gato insistente le dijo nuevamente al ratón:

- "Ven, pequeñito ven. ¡Mira este queso y estas nueces! ¡Todo eso será para ti!" 

El inocente ratoncito le preguntó de nuevo a su madre: 

- ¿Voy mamá?... ¿voy? 

-  "No hijito, ni se te ocurra ir, sé obediente." le dijo nuevamente su madre. 

 El gato nuevamente volvió a engañarlo diciendo:

- "Ven, te daré este sabroso bizcocho y muchas cosas más..." 

- "Puedo ir mamá, por favor si te lo suplico." - dijo el ratoncito. 

- "Que no, tontuelo!. No vayas." - Insistió la mamá ratona. 

- "No me hará nada mamá. Sólo quiero probar un pedacito..." - dijo por última vez el ratoncito, y sin que su madre pudiera detenerlo, salió rápidamente de su agujero.

A los pocos instantes, se oyeron unos gritos que decían: 

- "¡Socorro, mamá, socorro! ¡Me come el gato!" 

La mamá  ratona no pudo hacer nada para salvar a su ratoncito que murió devorado por el gato. 


Moraleja de la fábula el gato y el ratón:

Siempre obedece a tu padre y a tu madre, respeta lo que ellos te dicen. Ellos no te engañarán ni pondrán en peligro tu vida. Las malas compañías no llevan a nada bueno en tu vida.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Un día un granjero caminaba por el bosque, cuando de pronto encontró a una gallina perdida al lado del camino, la cual llevó a su casa para mostrárselo a su esposa.  Luego de unos días el granjero y su esposa se dieron con la sorpresa que la gallina había puesto un huevo de oro. Ambos se frotaron los ojos, sin creer lo que veían.

 - Es cierto, es cierto! - dijeron ambos muy contentos.  

- Tenemos una gallina que pone huevos de oro ¡Imagínate lo ricos que seríamos si pone un huevo todos los días! Debemos cuidar y alimentar muy bien a la gallina!

Al día siguiente, sucedió lo mismo, la gallina puso de nuevo un huevo de oro y el granjero y su esposa lo pusieron de inmediato en una cesta para llevarlos a la ciudad y venderlos por un alto precio.

Sin embargo, la avaricia se apoderó de los dos y les hizo creer que dentro del estómago de la gallina habría mucho oro para hacerse muy rico rápidamente. 

- ¿Por qué esperar cada día, para que la gallina ponga un huevo de oro? - dijo el granjero.

- Mejor la mato y descubriremos la mina de oro que lleva dentro”. 

Y así lo hizo, pero se sorprendió al ver que en el interior de la gallina no encontró ninguna mina de oro.

- ¿Por qué habremos sido tan avariciosos? Ahora nunca llegaremos a ser ricos - Finalizó diciendo el granjero con mucha tristeza a su esposa.

A causa de la avaricia, de querer ser más ricos de una sola vez abriendo a la gallina, perdieron los huevos de oro que día a día la gallina ponía.

 Moraleja de la fábula de la gallina de los huevos de oro:

Nunca debemos dejarnos llevar por la codicia y la ambición, destruyendo tontamente lo que la fortuna nos brindó. La avaricia solemente lleva a que uno en sus afán de conseguir grandezas ó dinero, logre poner en peligro no sólo nuestro trabajo sino también nuestra libertad.


FABULA DE LAS MOSCAS Y LA MIEL




Fábula de Esopo Las moscas y la Miel, fabulas cortas con moraleja




Un dìa se derramó de un panal de abejas mucha miel, y donde cientos de moscas que rondaban por allí se percataron del hecho y llegaron de inmediato al lugar deseosas para devorar la miel derramada.

Pero la miel fué tan dulce y exquisita que las moscas se dieron un gran festín, que no se percataron que sus patas se fueron pegando en la miel, impidiéndoles alzar el vuelo y poniendo en apuros y preocupación a las golosas moscas.

Para colmo de males la miel comenzó a absorverlas cada vez más y más a las moscas, a tal punto de ahogarse en su tan exquisito tesoro. En su desesperación viendo su triste y trágico final, las moscas exclamaron:

¡Nos morimos, desafortunadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!  







FABULA DEL JILGUERO TIMIDO

Había una vez un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué no quería cantar, y el siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."

Fabula el Jilguero Tímido

Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al perico. Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?."

Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin embargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."

Moraleja: Se tu mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar si esto agrada a los demás o no.